Cuando pienso en mis dos abuelas me viene una palabra a la mente que las define a ellas y a toda su generación: resiliencia. Son mujeres fuertes que han vivido épocas realmente muy difíciles, épocas que a nosotros nos quedan muy lejos. Vivieron la guerra civil española, el franquismo, varias crisis económicas y ahora, ya casi final de sus vidas, la pandemia del covid-19. Me entristece pensar que muchas personas mayores han muerto por este virus, muchos de ellos solos en residencias u hospitales, lejos de los suyos y sin poder despedirse de sus seres queridos. Ya nadie habla de ellos. Poco nos acordamos de aquellos que se fueron si un adiós ni un funeral digno. Simplemente, una caja más entre todas las victimas del virus.
Entretodos
Una de mis abuelas pasó la cuarentena sola, sin poder ver a sus hijas ni a sus nietos. También perdió alguna amiga, de quien no se pudo llegar a despedir. Aun así, sigue teniendo esperanza y luchando cada día con ilusión. Quizá deberíamos tomar a esta generación como ejemplo a seguir ante una pandemia que pone en jaque nuestra impaciencia, nuestra falta de adaptabilidad frente las adversidades y antes las restricciones sociales e individuales. Seguramente, además de muchas otras cuestiones de salud, la covid está poniendo en cuestión una sociedad altamente avanzada tecnológicamente pero extremadamente vulnerable a las adversidades.