Los cambios que provocó en nuestras vidas la aparición de la covid-19 no los olvidaremos jamás. Fueron tristes y drásticos.
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De golpe, nuestra existencia cambió por completo. No obstante, al ser tan sumamente lento el regreso a la vida de antes, las alegrías no son tan patentes. El número de vacunados va subiendo, las muertes por covid van bajando, las reservas en hoteles van aumentando y los fallecimientos en residencias de ancianos disminuyen.
Total, un montón de datos que anuncian el buen camino. De todas formas, la vía directa que uno tiene para confirmar que lo que nos dicen es verdad, la tenemos observando las terrazas de los bares. Es absolutamente reconfortante ver, sin máscara alguna, los rostros de personas de todas las edades conversar efusivas y alegres con familiares y amigos. Son actitudes gozosas llenas de franqueza.
A nadie le da vergüenza exhibir el deleite de estar con los otros. Lo que cuento coincide con la llegada del buen tiempo y esto ayuda mucho. Bienvenido sea el cielo azul que alumbre para siempre nuestras sonrisas, hasta ahora, escondidas.