Escribo esta carta desde el dolor por la pérdida de mí madre. El día 23 de junio falleció a causa de un infarto en el corazón, tenía 77 años, y patologías previas de azúcar, colesterol, tensión arterial. Unos días anteriores al suceso, se estuvo quejando de molestias en el estómago y un dolor que le subía al pecho. Ante esto nos pusimos en contacto con su doctora del CAP que la atendió vía telefónica varias veces, recetándole unos medicamentos a lo que parece que eran problemas digestivos. Una noche ante el dolor que tenia fuimos de urgencias al CAP de la zona con el mismo resultado.
Entretodos
El día 17 de junio tenía una revisión en el CAP, donde tenían que practicarle un cardiograma entre otras pruebas. Estas pruebas fueron aplazadas. Después del fallecimiento, algunas personas me comentaron que los síntomas que padeció los días anteriores podían indicar algún problema cardiaco. Lo cual me lleva a pensar que si la atención médica hubiese sido presencial, no telefónica, o le hubieran practicado las pruebas correspondientes, le hubiesen podido detectar alguna anomalía en el funcionamiento del corazón.
Por todo lo comentado anteriormente, considero que mi madre, y nosotros, familia y amigos, también somos víctimas de la covid, o de la gestión que se hace desde la administración para combatirla, ya que siendo, naturalmente, muy grave, la pandemia del coronavirus, pienso que no se debe olvidar la atención a otras patologías sobretodo en personas mayores.