Vergüenza ajena es lo que sentí la semana pasada observando el programa 'Sálvame' y viendo como la presentadora, Paz Padilla, y en horario infantil se bajaba las bragas en directo, mostrándolas a cámara y persiguiendo por todo el plató a un musculoso invitado con ánimos libidinosos.
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Un día más tarde en el programa 'Pasapalabra', que es de lo poco serio que queda para ver en televisión, observo también a esta Paz Padilla como invitada y lanzándose apasionadamente hacia el presentador restregando su cuerpo con el del presentador. Indescriptible. No sé si ya todo vale, pero hagan el favor de evitar estos 'numeritos'.