Tengo la sensación de que estamos priorizando mucho la salud del cuerpo, que es importante, pero estamos dejando de lado la de la mente. A nadie le afecta positivamente que te traten como a un infectado, como una herramienta para propagar este virus maligno, que te aíslen, que no puedas tener ningún contacto personal, que pases a ser un peligro para la sociedad. Sin embargo, es así como, sin realmente darnos cuenta, se está tratando a una cantidad de gente que crece y crece cada día. Personas a las que no se les presta atención, porque la prioridad es proteger a la población sana de estos infectados. Suena frío y cruel, pero es la cruda verdad. ¿Es necesario? Por supuesto. Pero eso no quita que afecte negativamente.
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Y sí, a lo mejor pararemos un día la pandemia, pero si no empezamos a prestar atención al bienestar mental y psicológico de todos, dará igual que tengamos o no el virus, porque habrá quedado un rastro de personas con traumas que no son tan fáciles de curar.