No me lo podía creer. Era un día entre semana sobre las ocho de la tarde y entré en shock cuando, haciendo zapping, me di cuenta de que absolutamente todos los programas que se emitían en ese momento por la televisión eran violentos o salían escenas de violencia.
Entretodos
La mayoría, violencia física que incluía peleas, asesinatos, torturas, violaciones y secuestros. En ese momento pensé en las miles de personas, jóvenes y niños que deberían estar viendo la televisión en ese momento como yo.
Decidí apagarla televisión por sentirme abrumada de a cuánta violencia gratuita estamos expuestos día a día...y volví a pensar en los niños y los jóvenes y en cómo toda esta violencia les debería afectar.
En las horas punta televisivas se muestran de tres a cinco actos violentos, elevándose esta cifra de veinte a veinticinco actos por hora en las horas de máxima audiencia infantil. Los adolescentes y adultos jóvenes que pasan gran número de horas viendo la televisión tienen mayor tendencia a desarrollar conductas agresivas en el futuro. No me extraña. Todos esos programas trasmiten valores y estereotipos, y así estamos educando a la sociedad.
Hay tres principales efectos provocados por la violencia televisada: aprendizaje de actitudes y conductas agresivas, insensibilidad ante la violencia y temor a ser víctima de la violencia. Cuanto más violencia ve el niño en la televisión, menos sensibilidad emocional tendrá ante la violencia real, y pasará a usar la agresión como respuesta a las situaciones conflictivas.
No podemos permitir tanta violencia en uno de los principales medios de comunicación del mundo. Pido una revisión de las leyes que nos protegen y pido que rebajen inmediatamente los programas con interacciones violentas reiteradas, con pistolas, con o sin muestras de dolor, sin castigo inmediato, con humor, con sangre, en forma de castigo, o como un hábito.
Si queremos la paz y educar en la paz, ¿cómo lo vamos a conseguir con tanta violencia a todas horas?