La restrictiva Ley contra el aborto que ha aprobado el Estado de Alabama se presenta como un sopapo represor a la esperanza e ilusión que proyecta la lucha por los derechos de las mujeres alrededor de todo el globo. Según afirma el New York Times, se trata de una de las leyes más restrictivas que ha visto la nación en décadas. Y se veía venir.
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Las amenazas y las agresiones a personal médico y pacientes por parte de los pro-lifers han ido creciendo hasta acabar con el cierre de numerosas clínicas en las que todavía se practicaba el aborto. Que la ley fuera aprobada por una mayoría de hombres no es noticia. Que la ley fuera firmada por la gobernadora Kay Ivey es, cuando menos, descorazonador. Y es que tampoco se contemplan excepciones para casos de violación ni de incesto.
Ahora entendemos porqué Jenny huía del pueblo ficticio de Greenbow, Alabama. Esperemos que estas leyes no inspiren a determinados políticos españoles que ya han manifestado su beneplácito hacia la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense. Para que nos entendamos: la que protege el derecho de los yankees a poseer y portar armas.