Úrsula Von der Leyen en el sofá, apartada, de lado. La foto avergüenza, pero no a las mujeres. A nosotras nos pone en alerta. No podemos bajar la guardia, el machismo llega lejos; es profundo y quiere pasar inadvertido, pero ni puede ni lo dejaremos.
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Charles Michel, presidente del Consejo Europeo y francés, aunque no lo parezca, asegura que no duerme bien desde el incidente machista. ¡Cuánto nos alivia esto a las mujeres! Pero las muchas recomendaciones y directivas del Consejo que preside proclaman la igualdad entre hombres y mujeres como un pilar básico del ordenamiento jurídico europeo. Su grave olvido debería costarle algo, su dimisión, si no su cese. A mí, como mujer europea, no me representa.
Pero tú, Úrsula tenías que haber arrastrado el sofá. Por ti, por nosotras, las mujeres europeas y por las mujeres del mundo. Úrsula, tú eres un símbolo de una democracia en la que sin mujeres no hay democracia que valga. Úrsula, tú eres un símbolo para todo el planeta del avance de las mujeres. Ursula, tú bebes y eres heredera de Mary Wollstonecraft, Emily Wilding, Simone de Beauvoir, Simone Veil, Victoria Kent y Campoamor, entre muchas otras.
Por ellas eres quien eres hoy, por ellas ejerces poder y tienes una gran responsabilidad. Ursula, tú bebes y eres heredera de la guillotina que acabó con la sociedad estamental y nos declaró ciudadanos y ciudadanas. Tu educación y tu falso filtro protocolario te ha impedido manifestar la rabia que nos debías. Genuflexión no, de ninguna manera. ¡Guillotina a las malas formas!
Guillotina a los malos principios que denigran, humillan y ponen a un lado a las mujeres.