Totalmente de acuerdo con el escrito del lunes de Carles Francino. Soy madrileña, y he sido profesora en Barcelona en un instituto durante 37 años. Jamás nadie me obligó a dar mis clases en catalán, pero cuando mi madre se compadeció de mí por tener que explicar en catalán y yo le decía que eso era falso, me respondía: "No es verdad lo que dices porque Jimenez Losantos dice que os obligan". Y jamás me creyó. Creía más al periodista que a su hija que lo vivía in situ. Es una pena esta forma de informar torticera.
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