Hace unos días que me pregunto el porqué de esta moda de llevar un altavoz con música que puede escuchar todo el mundo, en vez de llevar auriculares. En mi época todos íbamos con auriculares, y de hecho me parece lo normal, el resto de la sociedad no tiene porque tener los mismos gustos musicales que los míos, ni querer escuchar música cuando a mi me apetezca.
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Últimamente, no hago más que coincidir, generalmente con adolescentes, en lugares públicos como trenes, parques o incluso caminando por las calles con un altavoz en la mano y la música a todo trapo.
Me parece perfecto que cada uno se entretenga con lo que quiera, ¿pero que pasaría si todos tuvieran que expresar en voz alta y sin tener en cuenta al resto de la gente aquello con lo que se entretiene: leer un libro en voz alta, bailar, practicar con un instrumento o estudiar y escribir? Sería un caos subir a un vagón de tren.
Incluso los autobuses de Barcelona han destinado un espacio publicitario a concienciar lo molesto que es para el resto, y en países como Argentina, o Rio de Janeiro está prohibido escuchar música que no sea con auriculares