Entrevistan en la radio a niños y niñas a los que diagnosticaron de diabetes cuando eran muy pequeños. Explican cómo afecta o no la enfermedad a su cotidianidad, cómo se controlan. Hablan de cómo debe involucrarse la escuela, sobre todo cuando son muy pequeños y por tanto poco conscientes de su problema. También entrevistan a los padres, preguntan cómo vivieron el diagnóstico. Todo muy correcto, hasta que la presentadora del programa pregunta quién se ocupa en casa de controlarlo todo, de las visitas al médico. Uno de los padres responde. "Esto lo lidera ella", refiriéndose, claro está, a su mujer. Lo lidera. A continuación intenta explicar que ella también trabaja, pero está más horas en casa.
Entretodos
Ni quiero ni puedo opinar sobre este caso concreto, no sé cómo se llaman, quiénes son, dónde viven. Lo que da mucho miedo (y mucha rabia también) es el uso que hacemos del lenguaje con el fin de positivar situaciones que nada tienen de positivas. Podemos buscar en internet y veremos que sea cual sea la fuente, todas las estadísticas dicen que las mujeres dedicamos muchas más horas al cuidado de la casa y los hijos que los hombres. Independientemente de la situación laboral, del nivel de estudios o del nivel económico. Aun hoy somos nosotras las que nos ocupamos mayoritariamente de la compra, de cuidar de niños y abuelos, de organizar las comidas y de la limpieza. Tal vez pagamos a alguien para que nos ayude, pero en este caso también somos nosotras las que nos ocupamos el control y organización de esta persona. Podemos decir que asumimos y perpetuamos el rol de amas de casa -en el sentido más negativo del término- o podemos decir que lideramos la organización del hogar. ¿Veis la diferencia? Es un regalo-reconocimiento envenenado.