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Mi padre, una víctima colateral del covid-19

El Hospital de Bellvitge. / JOAN PUIG

Quisiera compartir el caso que ha sufrido mi padre durante estos días. Desde hacía tres semanas se quejaba de su estado de salud. El pasado domingo se empezó a encontrar muy mal, con mucho dolor en el pie izquierdo. El estado del pie, tras consultarlo con el CAP de Abrera, recomendaba seguir tratamiento y masajes en el pie afectado con pomadas reactivadoras de la circulación y calmantes.

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El 1 de abril a las 00.30 horas y al seguir el dolor en el mismo pie, llevo a mi padre a urgencias en Sant Andreu de la Barca. En esta ocasión fue visitado por el médico de urgencias y esta fue su exploración: "Aparenta buenas condiciones generales, consciente, hidratado, afebril al tacto. Estado local: la pierna izquierda esta fría, mas atrófica que la derecha, movimiento en articulaciones limitado". El diagnóstico tras esta exploración fue: "Artrosis de C01-M17.9. Artrosis de rodilla no especificada". La medida que se tomó fue inyectarle Voltaren y darle el tratamiento: Voltaren Retard 75 mg, 1 cada 12 horas.

El resto de la semana lo pasó con dolores insoportables y pidiendo que viniese un médico a casa, hasta que el viernes lo llevaron al hospital de Bellvitge.

Por fin, el sábado 4 de abril, la doctora que lo atiende en el Hospital Universitari de Bellvitge me informa que ha sufrido una embolia en una vena de la pierna y que, tras los días transcurridos desde el trombo hasta hoy, los tejidos de la pierna estaban muertos, era necesario amputar la pierna por encima de la rodilla, además, de forma urgente a causa de las complicaciones que podían poner en peligro incluso su vida.

Mi padre es una persona activa, conduce su vehículo, vive solo en su piso y lleva una vida ocupada. Mantiene un huerto, recoge olivas para hacer aceite, uvas para hacer vino, siempre ha sido una persona del campo y hasta hace tres semanas tenía el día ocupado con su rutina diaria. Mi padre ha sido una víctima colateral de esta pandemia, no debemos olvidar estos casos.