Barcelona no es para el ciudadano, o al menos esa es la sensación que me quedó una tarde al sentarme en una terraza de la plaza de la Virreina en Gràcia y pagar 2,90 euros por un Vichy, cuando suele oscilar entre 1,50 y 2 euros máximo.
Entretodos
Se piensan que, como no hay turistas, seremos los ciudadanos los que les ayudemos a salvar su negocio, pero al menos conmigo que no cuenten; a partir de ahora, antes de pedir una consumición pediré el precio, y si lo encuentro razonable consumiré. Realmente me sentí atracado en mi propia ciudad, a la que el turismo masificado ha convertido en un parque temático.
Y por cierto, pedí la hoja de reclamaciones, pero al ver lo farragoso del procedimiento desistí, ya que consideré que supondría mas pérdidas que beneficios. Total, siempre tendré la opción del 'badulaque', que los hay en todos los barrios y que por una botella de agua normal de 1,5 litros no te cobran más de un euro.