Cada día viajo en metro para ir a trabajar, y observo que más de la mitad de personas no llevan puesta la mascarilla. Sé que es un engorro y molesto llevarla con el calor infernal que está haciendo actualmente, y sobre todo en el metro, donde a veces el sistema de aire acondicionado en los vagones no funciona correctamente, pero eso no exime de obedecer la norma que rige actualmente, y que el Gobierno dictaminó hace unos meses.
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Es cierto que puede resultar un poco ambiguo el hecho de que tengamos que estar con mascarilla en algunos recintos cerrados, pero, sin embargo, en otros lugares estemos sin ella. Pero las normas están para cumplirlas, pese a que muchas veces no nos guste. Por respeto a los demás usuarios, hay que ponerse la mascarilla en el transporte público y en los centros de sanidad y farmacias hasta que el gobierno diga lo contrario. Gracias a las vacunas, el efecto de este virus no es tan demoledor como al principio, pero aun así no debemos bajar la guardia y seguir cumpliendo las normas.