En los premios Ciutat de Barcelona la poetisa Dolors Miquel ha demostrado poco respeto y poca elegancia, por no decir poca feminidad, recitando unas estrofas de mal gusto, por no decir irrespetuosas, vulgares y torpes. Estamos en el ‘todo vale’, pero ¿es correcta esa postura? ¿En eso consiste la democracia? ¿No se puede opinar sin ofender?
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Con esas estrofas molesta no a los creyentes, sino a cualquiera que tenga buen gusto. Ha hecho un flaco favor a la mujer, ya que no se debe confundir la libertad de expresión con la falta de sensibilidad.