Curiosos paralelismos de nuestros tiempos nos están llevando a la creencia de que todo es válido al objeto de conseguir nuestros objetivos.
Entretodos
La ayuda de nuestro Presidente Torra animando a presionar en universidades, autopistas, vías ferroviarias o ante cualquier oportunidad para hacer público nuestro pensar, independientemente de su legalidad, da alas a sectores para que ejerzan sus reivindicaciones de cualquier manera y sin tener que responder por sus actos; es la voluntad del pueblo.
Ahora nos encontramos con un colectivo cuya fuerza se basa en la paralización de una ciudad y que, como los CDR, defiende unilateralmente sus reivindicaciones sin considerar los perjuicios creados a toda la sociedad. La legalidad es imperfecta pero nos da un marco sobre el que poder establecer una convivencia mínima; sin ella estamos ante la voluntat del poble y, con ello, el fin de la convivencia. Hoy es el sector del taxi. ¿Y mañana?