Hemos seguido a rajatabla el confinamiento, aguantando el teletrabajo y un final de curso apoteósico de dos niños (8 y 4 años). Ellos son los grandes triunfadores, los que mejor se han adaptado a la situación. Acataron salir solo una hora cuando por fin pudieron hacerlo, aguantaron pasar por los parques y entender que no podían entrar... Y ahora, cuando por fin pueden empezar a hacer vida 'normal' y jugar con otros niños, socializar de nuevo... otra vez retrocedemos.
Entretodos
Podemos ir a los bares a consumir (y, ojo, que estoy de acuerdo con ello, que sus dueños también han de poder comer cada día), pero ¿por qué lo pagan los niños de nuevo? ¿Por qué lo primero es cerrar parques y las actividades que van dirigidas a ellos? ¿Cómo les explico de nuevo que no pueden ir a jugar?
Yo tengo suerte, porque han entendido el significado de esta situación y se han conformado con lo que les ha tocado pasar. Han sobrevivido al hecho de estar tres meses en casa encerrados, han aprendido a jugar a cabañas y piratas, a las clases sin contacto, a ver a sus amigos a través de una pantalla sin ni siquiera poderse pasar la pelota... Seguiremos luchando por ellos y esperamos expectantes que el curso lectivo que viene sea más 'normal'.