El sábado fui a Barcelona con unos amigos y amigas a celebrar mi cumpleaños. Aunque solo estoy a 25 minutos de Barcelona, la realidad es que no vamos demasiado a menudo. Pasear por el paseo de Gràcia por la tarde y callejear por el centro hasta la plaza de Catalunya es muy recomendable. Sin embargo, nuestra experiencia, hasta entonces positiva, cambió cuando fuimos a cenar a la plaza Reial y tuvimos que bajar, ya de noche, por la Rambla.
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La experiencia empeoró considerablemente no solo por la suciedad visible en toda la Rambla sino por la sensación de inseguridad, fuimos testigos de varias peleas e insultos. Adicionalmente, nos llamó, y mucho, la atención la cantidad de personas sin hogar que viven allí.
A la vuelta tampoco fue mejor, ya que al subir nuevamente la Rambla se repitieron los altercados e insultos. Nos quedamos con una sensación difícil de explicar ya que con lo bien que había ido toda la tarde y que en tan pocos metros hubiera tanta diferencia fue difícil de comprender. Me gustaría pensar que fue un suceso puntual.