Parece mentira que en este mundo puedan convivir personas que envían a golpear a otras por introducir un papel en una urna o que encarcelan a individuos por cantar en voz alta lo que todos pensamos en voz baja y personas como Arcadi Oliveres, Pere Casaldàliga y Vicenç Ferrer que nos dejan un inmenso legado de justicia social, bondad, lucha contra el hambre y las desigualdades, reparto equitativo de riquezas y que, en definitiva, han puesto los cimientos para construir un mundo mejor para todas y todos.
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