Aunque no todos los lectores voraces son buenos escritores, la mayoría de los buenos escritores son grandes lectores. Empezando por el vocabulario, si bien no es esencial buscar el significado cada vez que nos encontramos con una palabra que no comprendemos, cada nueva palabra que leemos se suma a nuestras habilidades integrales, ya que la mente trata de conectar las palabras entre sí y generar una imagen completa. Muy a menudo, nuestro vocabulario de palabras difíciles aumenta con la exposición repetida a esas palabras en diferentes contextos de lectura. Por otro lado, ya seas un escritor profesional o escribas para tu trabajo en temas comerciales, tu nivel de lectura determinará tu estilo de escritura personal.
Entretodos
Shakespeare nunca escribió como Jane Austen, y Agatha Christie nunca escribió como Virginia Woolf, ya que cada uno desarrolló sus propios estilos de escritura especiales, que aún cautivan a los lectores en la actualidad. Por eso creo que todos deberíamos leer, ya sea a todas horas o simplemente en aquellos momentos libres que no sabemos qué hacer; leer por el placer de leer, porque, cuando la mente está libre, podemos retener el máximo de lo leído.