Roger Federer no es solo un tenista, es alguien al que admirar como deportista, lo cual es lo más difícil en el mundo del deporte. Por encima de todo está la persona.
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Me he dedicado a enseñar este deporte más de 30 años. He vivido rivalidades épicas, pero como la de Rafa Nadal y Roger Federer, ninguna. Nos han enseñado que, por encima de los focos de la fama deportiva, había respeto y amistad.
Parece lógico que sea así, pero no lo es tanto: asumir la rivalidad con deportividad es un valor que se tiene o no se tiene, ya que forma parte de los propios de la persona. Y estos dos tipos dejan un legado muy importante a aquellos que dirigen escuelas de tenis e incluso más allá, escuelas deportivas que trabajan con niños. Gracias.