Al igual que actualmente no nos movemos lo suficiente porque siempre estamos sentados y, por lo tanto, tenemos que compensarlo con algo de deporte, he pensado que, con tantas desigualdades, angustias, fanatismos, despotismos y 'brexits' sería necesario sonreír un poco más.
Entretodos
La musculatura para ello existe en nuestra anatomía y si persistimos en no sonreír, lo más probable es que los aludidos mecanismos se nos atrofien. A mi edad, muchas cosas han cambiado o simplemente desaparecido: los problemas económicos se han esfumado, el cuerpo se va desmoronando, crece la seguridad intelectual, baja el coeficiente de ingenuidad y sube de nivel nuestra experiencia. Todo junto hace que observemos la realidad con mucha más serenidad que antes, y entonces es cuando percibimos con tristeza la existencia de una exagerada ignorancia a nuestro alrededor.
Tendríamos que investigar seriamente el porqué de este alarmante fenómeno. La ignorancia no sólo aburre y desespera, sino que, además, es muy peligrosa. Como prueba de que la felicidad existente tendríamos que sonreír algo más, no obstante, estas sonrisas sólo aflorarán cuando se reduzca nuestra ignorancia: su gran enemiga.