Los cánones clásicos de la felicidad se han roto. Ya no perseguimos el concepto tradicional de "salud, dinero y amor". La felicidad se reinterpreta y hoy es una cuestión menos normativa, más libre, plural, interna y experiencial.
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Hace unos días descubrí un estudio realizado por KUO Experience sobre una muestra de 510 mujeres de 25 a 65 años, que se proponía saber si el concepto de felicidad de las mujeres había cambiado en los últimos tiempos en nuestro país.
Según los resultados, la autoestima está en auge: 9 de cada 10 mujeres declaran que la felicidad está más ligada a la estabilidad emocional que a la profesional o económica, y que lo importante es sentirse mejor con ellas mismas. En este sentido, vemos que las experiencias ganan a las posesiones.
El 80% declara que se siente feliz al viajar, 7 de cada 10 encuentran la felicidad en nuevas experiencias y 7 de cada 10 mujeres declaran ser felices cuando contribuyen a mejorar la sociedad que les rodea.
Somos makers de nuestra propia felicidad. Ahora damos más valor a lo que es realmente importante y no la buscamos, la vamos creando a partir de la realización personal. Eso significa tener la libertad de poder escoger, la capacidad de conseguir nuestras metas y ser propietarias de nuestro propio destino.
Encontramos la felicidad en micromomentos. Esos pequeños detalles que insuflan felicidad y que los encontramos en nuestro día a día. Instantes que transcurren con la familia, con los amigos, cuando viajamos y cuando nos cuidamos.
Y es que hemos pasado del "cuidarme para gustar" al "cuidarme para gustarme". El autocuidado otorga fuerza, empoderamiento y seguridad, muy acorde con el momento social que estamos viviendo las mujeres en nuestro país.