Desde que los demonios ya están encerrados definitivamente en la profundidad del infierno, ahora han aparecido unos nuevos chivos expiatorios para cargar con el resultado de nuestras decisiones y responsabilidades: los políticos.
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Por lo visto, no hay corruptores, las 'puertas giratorias' no tienen dueños, las calles se ensucian solas, el medio ambiente se ha vuelto loco, la movilidad se ha trastornado sin saber porque solo somos educados peatones, los excesos económicos llueven del cielo...
Nosotros, con depositar una papeleta en una cajita 'mágica' cuando nos indican, ya hemos cumplido y creemos que nuestros problemas deben quedar resueltos de inmediato. Ya.
Asimismo, los políticos no se nos parecen, siguen extrañas formas de vivir y comportarse, y deben haber venido de otro planeta: no son como nosotros, no.
Quizá deberíamos recordar lo que dijo el fallecido escritor y filósofo José Luis Sampedro: "no hay democracia sin demócratas".