El respeto a la soberanía nacional es necesario para cualquier país que quiera perdurar. Para defender esa soberanía de cualquier incidencia exterior están los ejércitos. Sin embargo, ¿qué defensa hay cuando esa soberanía es puesta en tela de juicio desde el interior del Estado? Lo lógico es que las estructuras de representación no permitan el desarrollo de elementos contrarios a esa soberanía.
Entretodos
En España, sin embargo, las cosas se han hecho al revés. Son los partidos políticos que cuestionan esa soberanía quienes tienen las mayores ventajas. ¿Para qué quieren la representación en el parlamento español los partidos políticos que no tienen como finalidad la del gobierno de España, si no es para el trueque y el mercantilismo interesado? ¿No son, acaso estos partidos, los más sobrerrepresentados?
En Alemania, para poder entrar en el parlamento nacional se exige un porcentaje de representación mínimo del 5% de los votos emitidos. No sería descabellado tampoco exigir que el partido esté presente, al menos, en el 70% de las circunscripciones electorales. La finalidad sería que quien nos represente en el parlamento aspire a gobernar el estado al que representa.
Quizás la solución a los problemas de soberanía que existen hoy en España pase por una modificación de la Constitución que minimice el poder e influencia en el parlamento nacional de los partidos que tienen intereses ajenos a los de España como nación.