Los alimentos procedentes de los territorios ocupados por Israel deberán llevar en el etiquetado su lugar de origen y, si es el caso, especificar que proceden de una colonia israelí, según dictaminó el martes, 12 de noviembre, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Los jueces añaden otro argumento, de carácter ético. Y es que un consumidor puede decidir no adquirir ese alimento si sabe que proviene de un asentamiento israelí en territorio ocupado a los palestinos, infringiendo las normas del Derecho internacional.
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La respuesta del Gobierno de Israel no se ha hecho esperar, declarando que no acatará esa ley de los jueces de la Unión Europea. No tiene nada de extraño, porque Israel es un país que se ha revestido de impunidad ante las resoluciones de la ONU y de los tribunales internacionales de justicia contra la política de expansión de sus colonias por Cisjordania, por el bloqueo de Gaza y o por el desprecio de los derechos humanos de los palestinos, fundamentalmente el derecho de autodeterminación, reconocido por la ONU a todos los territorios sometidos como colonias por otro país.
Esa impunidad de la que goza Israel, apoyada especialmente por Estados Unidos, debe ser atajada con medidas contundentes para forzar a Israel a que cambie su mentalidad y acepte sin excusas injustificables las resoluciones de la ONU y de los tribunales de justicia. Es el único modo de hacer posible el diálogo que resuelva el conflicto entre Israel y los palestinos, y evitar así que se eternice y se agrave.