Suena bonito: una feria para la inserción laboral para personas con discapacidades, empleos en Centros Especiales de Trabajo (CET) donde las personas puedan desarrollarse, pero detrás del buenismo siempre hay una cara oscura, una realidad paralela.
Entretodos
El convenio para CET esconde precariedad en estado puro. Detrás de estos centros especiales de empleo se encuentran personas que trabajan como el resto pero que cobran menos que la media de españoles, cualificados o no. Pongo un ejemplo personal: trabajo yo solo en la recepción de un organismo público catalán, recepcionando llamadas, haciendo registros de entradas y salidas, correo, visitas etcétera, 30 horas semanales, y mi sueldo es de 680 euros (sumando las pagas extras y los complementos).
Esta feria que se presenta como una oportunidad es, simplemente una oportunidad, si, pero solo para aquellas empresas que quieren cubrir puestos a unos sueldos muy bajos y con subvenciones públicas: un chollo en estado puro. Por eso las subcontratas están montando filiales solo para empleados con discapacidad, ya que han visto un nicho de negocio. Estos días se sigue negociando el convenio de los Centros Especiales de Trabajo y la FECETC -la patronal- se niega a incrementar los sueldos. Si algún lector quiere leerse el convenio colectivo de los CET verá que no se ha tocado desde el 2005 y que trata a las personas prácticamente fuera del estatuto de los trabajadores.
Nos quieren pobres, sumisos, pero trabajadores.