"La felicidad está en las pequeñas cosas". Mítica frase, qué gran verdad. Este pasado lunes, lo pude comprobar al salir a la calle de buena mañana, y notar que no era un lunes cualquiera. Era el día en que las cafeterías y los restaurantes volvían a abrir. Y solo el hecho de ver las terrazas montadas y los camareros organizando las mesas, me dio un chute de energía para empezar la semana con alegría. Y esta alegría se transformó en un rayo de esperanza, un rayo que nos hace ver que cada vez va quedando menos, y que si seguimos así todo esto pasará. El pequeño valor de las cosas dicen, y cómo tan poco nos puede llegar a llenar tanto.
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