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La encrucijada europea: "Si la meta no es una Europa social y no egoísta, la UE desaparecerá"

El hemiciclo del Parlamento Europeo en Estrasburgo / AP / JEAN-FRANCOIS BADIAS

En el viejo continente, años y años de austeras políticas insolidarias dictadas a nuestros indecisos gobernantes por los lobbies económicoslobbies, han malogrado décadas de conquistas sociales e incrementado la desigualdad. Por ello, los nacionalismos, la xenofobia, el auge de la ultraderecha y el egoísmo de quienes blindan fronteras, amenazan el futuro de una Europa unida, fraternal y dialogante, y desvanece la posibilidad de un espacio común de paz, derechos humanos, solidaridad, libertad, democracia, bienestar, justicia social y desarrollo económico.

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En el horizonte emergen muchos retos, como son la economía, la desigualdad, los refugiados, el futuro común, el cambio climático o el auge de la ultraderecha. En un mundo convulso, Europa el día 26 se juega mucho al votar la calidad de la democracia. Con resolución, los políticos que salgan de las urnas han de virar el rumbo para decir basta a las directrices económicas que imponen lobbies y multinacionales en detrimento de la ciudadanía, y caminar hacia un futuro de bienestar y progreso solidario que cierre la boca a todos los euroescépticos y populistas insolidarios. Si la meta no es una Europa social y no egoísta, la UE desaparecerá.