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La ciudad como foco educacional

Proyecto de reforma del parque Montcortés en Sabadell. 

Son muchas las ciudades de todo el mundo y en España que pertenecen a la red de Ciudades Educadoras. Una ciudad educadora significa un compromiso con los objetivos de desarrollo sostenible y, concretamente, trabajar para   garantizar una educación inclusiva y de calidad (para todas y todos y a lo largo de la vida), como motor de desarrollo personal y colectivo y de transformación urbana a favor de unas ciudades más justas, solidarias e interculturales. Ciudades donde todas las personas gocen de plena igualdad y sean capaces de  dialogar y convivir desde el respeto a las diferencias.

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Hoy en día se puede afirmar que la educación atraviesa los muros de la escuela y se extiende a toda la ciudad, impregnando sus barrios, espacios públicos e instituciones. Pero se puede constatar objetivamente que en las ciudades persisten aún numerosos fenómenos y factores deseducadores, y también en la nuestra.

Por eso, si somos conscientes de estos desafíos y retos a los que nos enfrentamos, toda la sociedad se debe comprometer con convicción y voluntad a contrarrestar estos fenómenos regresivos, proponiendo un modelo político de ciudad que sitúa a las personas en el centro de nuestras prioridades y que, partiendo de la educación, da coherencia, dinamismo y sentido a nuestra acción, como herramienta de transformación social, de cohesión y de respeto mutuo.

Las ciudades educadoras trabajan y deben trabajar para que la educación sea eje transversal de todas las políticas locales, tomando conciencia y reforzando el potencial educador de las actuaciones y programas de salud, ambiente, urbanismo, movilidad, cultura, deporte, etcétera.

Hay que trabajar, por tanto, para democratizar el acceso a todos los bienes de la ciudad, para que cada uno de sus espacios sea fuente de educación y para que toda persona pueda vivir, disfrutar y emanciparse, aprovechando al   máximo las oportunidades que la ciudad ofrece para alcanzar sus expectativas con una actitud cívica y democrática. Una ciudad respetuosa con el medio ambiente y que dialoga con las ciudades y áreas rurales que le rodean.

Hay que apostar por una democracia participativa sumando las propuestas y el esfuerzo de la sociedad civil por construir juntos ciudades mejores, que no dejen a nadie al margen. Para lograr este objetivo ambicioso, los ayuntamientos con todas sus delegaciones deben comprometerse con la educación ciudadana y con el establecimiento de los mecanismos necesarios para elaborar, implementar y evaluar las políticas públicas contando con la participación de una ciudadanía activa, dotada de espíritu crítico, comprometida y corresponsable.

Este es un camino que comparten las ciudades educadoras, ciudades muy diversas de todos los continentes y que cuenta con más de 27 años de recorrido desde la proclamación de la Carta de Ciudades Educadoras y ve que cada día se cuenta con el respaldo de más personas, asociaciones, empresas, instituciones, etcétera. trabajando con entusiasmo por una educación integral, renovada y emancipadora.