Parece que el amor incondicional por Catalunya que las agrupaciones de JxSí y la CUP profesan les ha hecho olvidar el verdadero sentido de la democracia y, aún más, el verdadero sentido de la institución de la Generalitat.
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La desesperación en las filas de lo que ha quedado de Convergència es a cada momento que pasa más manifiesta, y las ofertas que el señor Artur Mas hace a la CUP Artur MasCUP están empezando a traspasar el umbral de la desesperación hacia la más intensa tomadura de pelo. Me gustaría saber (como a la gran mayoría de catalanes) cuándo se darán cuenta estos dos partidos de que están perpetrando una ridiculez democrática, no solo en el suelo español, sino también en territorio internacional.
Desde la entrevista al candidato ficticio Raül Romeva en suelo inglés, ha quedado claro que el Gobierno catalán en funciones, como mínimo, tiene serios problemas de comprensión lectora (un motivo más para que las leyes de educación dejen de cambiar en España), puesto que no acaban de interpretar correctamente lo que las leyes, tanto españolas como europeas, dicen acerca del proyecto que quieren colar a la sociedad catalana. Pero aún peor es el ejercicio que han llevado a cabo en los últimos días los dirigentes de JxSí y la CUP, ejercicio que se sitúa claramente en las antípodas de todo ordenamiento democrático: mentir a la sociedad.
Esta mentira ha sido expresada por medio de la ironía de poner "unas velas" en las farmacias para cobrar las recetas farmacias recetas, dado que el Gobierno central ha pedido rendir cuentas del dinero que el Ejecutivo autonómico gasta procedente del saco al que todos los españoles aportan. La cuestión no es solo la cara dura que le echan desde Convergència al asunto, ya que las farmacias llevan sin cobrar (o cobrando con elevados retrasos e inconvenientes)farmacias desde mucho antes de la implementación de esta medida. La verdadera cuestión es cómo se ha llegado a permitir que un Gobierno autonómico pueda dedicar el presupuesto de los servicios públicos a otros menesteres de interés mucho más privado.
Para terminar la papeleta, resulta que la CUP está empezando a plantearse el sentido que tiene apoyar o no la investidura de Mas (por lo que se ve, les ha gustado la idea de descuartizar la figura del 'president'), en fin, lo que está claro que no apoya a ninguno de los dos partidos es el sentido de la democracia y la coherencia política.