A media tarde del día de hoy, regresaba a casa cuando he pasado por delante de una residencia para la tercera edad y he visto a un caballero, de edad avanzada, jugando solo al ajedrez. Me ha sonreído levemente a través de la enorme cristalera que separaba el salón donde estaba de la calle. Y me he dado cuenta de que a veces no valoramos lo más importante de este mundo: la compañía de los demás, habitualmente de nuestros seres queridos y la posibilidad de estar con otras personas.
Entretodos
Los jóvenes de ahora (como diría el ajedrecista del inicio de este texto) sí que valoramos lo que se transmite en las redes sociales, dándole una importancia vital, que a veces no hace otra cosa que aislarnos, incluso entre nosotros mismos. ¿Por qué lo hacemos? ¿Por qué no prestamos atención a los nuestros que, sabemos que contra viento y marea siempre nos apoyarán y darán la cara por nosotros?
Quizás lo que menos importancia tiene no nos permite ver lo que realmente se ha de ponderar, esos valores que mi anónimo jugador de ajedrez seguro conoce muy bien: la familia, el respeto. Quizás sería buena idea que se pusieran de moda en las redes sociales también. ¿Qué opináis?