Los Mossos d'Esquadra en entredicho, manipulados, desautorizados y cabreados. La gobernabilidad de Cataluña en estado permanente de standby. Los CDR y demás encapuchados campando a sus anchas arengados por el propio 'cap' de la Generalitat. Y la última, la apelación a la 'vía eslovena' (con muertos incluidos) como solución para lograr la independencia.
Entretodos
Tras esas declaraciones explosivas e irresponsables, Quim Torra inició un retiro espiritual y ayuno de 48 horas -que no huelga de hambre- en el monasterio de Montserrat en solidaridad con los políticos presos, o quizás, como penitencia por sus continuos despropósitos. El president franciscano, al que ya no siguen ni sus hermanos de la Orden, va por libre, o mejor dicho, va de la mano del guardián del monasterio en la distancia, Carles Puigdemont.
Los últimos acontecimientos en Cataluña deben hacer reflexionar a todos sus actores, especialmente a quienes ostentan responsabilidades públicas -que se les olvida con demasiada frecuencia-, y rectificar el rumbo antes de que todos los disparatados ingredientes mezclados en una coctelera provoquen un tsunami, que no por esperado es menos temido.
Por cierto, una buena oportunidad para reconducir la situación y demostrar rigor y normalidad institucional podría darse el próximo 21-D con motivo de la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona, y poder comprobar que es posible mantener el orden público y garantizar la seguridad ciudadana cuando existe la voluntad política de anteponer la convivencia pacífica a otros fines o intereses.