Creo que no es disparatado sino un acierto pensar que a los canales de TV les interesa subir la audiencia de sus programas. Me encantan los debates, pero cuando, como suele ser habitual, los intervinientes se interrumpen constantemente, no se entiende lo que dicen y acabo cambiando de canal, como creo que harán otros muchos televidentes. Eso se traduce en una pérdida de audiencia, porque a la mala educación de los participantes se une el hecho de que el moderador no modera, y se crea un caos que hace que lo que pudo haber sido ser un placer se convierta en algo desagradable y bochornoso.
Entretodos
En Reino Unido es un goce ver los debates televisivos, porque allí cuando uno habla los demás escuchan, como dictan las normas de la buena educación.