Hasta hace relativamente poco nos sorprendíamos con los anuncios patrocinados sobre cosas que previamente habíamos estado buscando en la red, pero ya entendimos que las cookies tienen bastante que ver.
Entretodos
Google, sin que se lo pida, me ha llegado a dar información sobre mi próximo vuelo reservado, sobre cómo está el tráfico para llegar a casa desde el trabajo o me ha pedido información sobre el establecimiento que acabo de visitar.
Pero el otro día, buscando información sobre un restaurante de mi pueblo, me afirmó que tenía un 87% de afinidad con el local. Qué miedo me da estar tan controlada; Google sabe más de mí que yo misma.