Muchos padres y familiares de adolescentes estamos preocupados por noticias que llegan sobre los efectos perjudiciales del uso de Instagram en estas edades. Según Mark Zuckerberg, el uso de aplicaciones sociales es beneficioso para la salud mental porque ayuda a conectarse con otras personas. Incluso se han planteado la creación de un Instagram dedicado a menores de 13 años.
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Todos sabemos que un uso exacerbado de las redes provoca adicción. En este caso, la tendencia a crear imágenes y videos lleva a compartir momentos placenteros, extras, casi perfectos, donde parece que todo es ideal e insuperable. Muchas adolescentes –hay que reconocer que es una edad donde las emociones florecen- se comparan, ven en otra usuaria mayor atractivo, éxito o riqueza y ello les provoca ansiedad y depresión; no aceptan su imagen corporal.
La falta de control en su uso acaba provocando una rivalidad entre las amistades que pueden ser muy dañinas. ¿Cómo explicarles que están metidos en un hoyo que no es real? ¿Y que juegan con su vulnerabilidad por motivos económicos?