Es francamente preocupante detectar en diversos ámbitos de servicios públicos esenciales la irrupción de un indisimulado afán ideologizante y adoctrinador frente al independiente, noble, probo y desvelado ejercicio profesional de los servidores públicos. Muestras de ello, según las denuncias formuladas, las hallamos en la enseñanza, con resoluciones judiciales desatendidas; el que se destituya, a guisa de purga, a la cúpula de la Policía autonómica, sin explicaciones razonables ni convincentes; el que se reescriba, con marcado sesgo revisionista, negacionista y partidista, la Historia; el que se imbuya e impregne de determinada ideología el temario de oposiciones a la carrera diplomática y, lo que es más grave, el riesgo de ideologización de la Justicia.
Entretodos
No es que la política se haya judicializado, o que la justicia se haya politizado, lo que sin duda ha acontecido. Es que se vislumbran inquietantes atisbos de ideologización de la Justicia en detrimento de la neutralidad e imparcialidad objetiva y subjetiva. La justicia debe ser neutra, de ahí la icónica ceguera de la dama que la representa. Concebir una justicia ideologizada sólo fomenta el autoritarismo por parte de quien detente el poder, sea del signo o tendencia que sea, pero siempre autocrática.
Los intentos de su ideologización conllevan un gradual deterioro de la calidad democrática y la corrosiva erosión del Estado de Derecho.