Según la RAE es una acción reprobable, despreciable, que se comete en perjuicio de alguien. Es así mismo una bajeza, una vileza, una ruindad e infamia. Por desgracia, actualmente muchos de nuestros dirigentes políticos, sobretodo los de la derecha y la ultraderecha, han priorizado, aprovechándose carroñeramente de las desgracias sanitarias y económicas que la pandemia esta produciendo, la indignidad, la mentira y la soberbia frente a la dignidad, la verdad y la humildad, que la ciudadania está demandando a gritos y espera de la clase política.
Entretodos
Algunos dirigentes de izquierda tampoco se salvan de estas aptitudes indignas. Lo que les diferencia es que estos último actúan así por la presión y la falta de valentía y los primeros lo hacen con alevosía y con intenciones 'golpistas', con el fin de confirmar el "no es no". Pues la derecha, la ultraderecha y sus agentes no han aceptado, desde el minuto uno, los resultados de las urnas y el voto de la ciudadania que les colocó en la oposición y sus actitudes demuestran su indignidad política.
Es triste observar como el conservadurismo más indigno se ríe a carcajadas cuando su dirigente en el estrado convierte el parlamento en un circo y aplauden sus hipocresías, sus falacias y sus indignidades. Triste es observar como la ultraderecha, indignamente, culpa al feminismo de las muertes y de las desgracias y defienden el patriarcado como norma social y lo peor la bancada heredera de la dictadura, de la que se sienten orgullosos, aplauden cuando su líder trata de terrorista a todo aquel o aquella que no comulga con su patriotismo barriobajero y pueril.
Indignidad es ver como la derecha se apropia de la bandera, de las fuerzas del orden, de la justicia y lo peor solo es español quien comulga con sus ideas cavernícolas y retrógradas. La izquierda debe volver a la dignidad, con transparencia, la verdad y sin miedo pues solo así vencerá la democracia y los "vencedores dictatoriales" volverán a la racionalidad y sobretodo a no fomentar el odio.