"Los jóvenes son mayoría en el mundo, pero sus ideas no gobiernan porque no se movilizan". Esta frase, del periodista y escritor Joaquín Estefanía, corrobora lo que viví el domingo 18 de marzo. Participé en una manifestación en Barcelona contra la corrupción política e Institucional y éramos escasamente una treintena de personas.
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Los bares y terrazas estaban a rebosar de gente que tomaba el sol, bebía cervezas y degustaban tapas. En este decorado no faltaban muchos jóvenes que nos miraban al pasar. ¿Dónde estaban aquel día los 'ni-nis' (los que no estudian ni trabajan)? ¿Dónde estaban los estudiantes que no tenían clase porque era domingo? ¿Dónde estaban los parados crónicos? ¿Dónde estaban los sanitarios que no tenían guardias?
Practicar el ocio es sano y necesario, pero idolatrarlo es un despropósito que nos saldrá caro si no lo empleamos en algo útil, como denunciar activamente asuntos importantes que nos afectan a todos. Comprobar que la corrupción no indigna lo suficiente como para tomar las calles de esta ciudad, es desalentador, pero más desconcertante es la ausencia de jóvenes en estas luchas.
Los asistentes a estos actos son mayoritariamente 'yayoflautas'. No hay suficiente con los 'IS' (indignados de sofá), acrónimo que acuñaré desde hoy para designar a las personas que se pasan el día en las redes sociales insultando a los políticos desde el sofá, sin hacer nada más. Falta compromiso y calidad política e institucional, pero falta también calidad social e implicación cívica.
No es tiempo libre de lo que adolecemos para echarnos a la calle, lo que falta es conciencia para ver que la corrupción es un cáncer que usurpa lo ajeno, crea pobreza, aumenta la igualdad y frena el desarrollo de este país. No me gustaría pensar que nada de esto nos importa, eso significaría que detrás de cada uno de nosotros, subyace un presunto corrupto que robaría y cometería los mismos delitos que nuestros gobernantes si ocupara un cargo político o institucional. De ser así, nos enfrentaríamos a una terrible realidad social de resultados futuros imprevisibles.