A finales del verano se produjo un frenazo muy notable en el ritmo de la vacunación contra el covid-19. Tras el aumento de control en lugares públicos a través del pasaporte covid, la campaña de vacunación se ha reactivado. Esto tan solo es una demostración del egoísmo del ser humano. Algunas personas decían: “¿Vacunarme? ¿Yo? ¡Qué va!”. Es decir, si se trata de sus abuelos, sus padres y el resto de la sociedad, están convencidos: la vacuna no sirve de nada. Pero en el momento que se trata de ellos mismos, no dudan ni un momento en hacerlo. Porque claro, ir al gimnasio, viajar o ir a tomar algo en un bar es mucho más importante que la salud de las personas que nos rodean. Y yo me pregunto: ¿dónde quedan los principios de estas personas?