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Señores políticos, sean de una vez generosos y solidarios

Los diputados guardan un minuto de silencio por las víctimas del coronavirus durante el pleno del Congreso en el que se vota otra prórroga del estado de alarma solicitada por el Gobierno, el pasado 6 de mayo. / EFE / J. J. GUILLÉN

No hace mucho que leí que las personas generosas cumplen siete reglas. 1) Son sensibles ante las necesidades de otros, 2) Observan el potencial de la gente a su alrededor, 3) Son voluntarios que trabajan con otros y para otros, 4) Comparten sus conocimientos y experiencia, 5) Ayudan a lograr el desarrollo de los demás, 6) Entregan a otros su propio tiempo, talento y riquezas, 7) Practican la responsabilidad social.

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Si estas son las reglas que definen a las personas generosas está meridianamente claro que en estos momentos nuestro Parlamento está falto de oxitocina, la hormona relacionada con la generosidad. Aun así, y como me gusta soñar, me voy a permitir la osadía de, a través de esta carta, pedirles a nuestros políticos que sean generosos y solidarios.

Por si no lo recuerdan, colapsados por los continuos "y tú más" en el que están metidos, les diré que la generosidad es el hábito de dar o compartir con los demás sin recibir nada a cambio. Para motivarlos les recordaré que en momentos como el que estamos viviendo, la ayuda ha sido con frecuencia proporcionada por individuos o grupos que actuaban de manera unilateral en su entrega de tiempo, de recursos, de mercancías, de cobijo.... Recuerden a quiénes aplaudimos.

Por otro lado, quiero recordarles que uno de los valores humanos por excelencia es la solidaridad, que nos obliga a ir más allá de nosotros mismos, de nuestros intereses personales o necesidades particulares. Somos solidarios cuando nos 'damos cuenta' de que existen individuos o grupos a los que podemos ayudar. Estarán de acuerdo conmigo en que en este momento hay gente que vive las consecuencias de una pandemia, que sufre hambre o pobreza extrema.

Si son capaces de aplicarse alguno de los atributos de la generosidad y la solidaridad, estoy absolutamente seguro de que, no sé ustedes, pero muchos, muchos, muchos españoles dormiremos mejor.