En un principio, en Madrid se podían concentrar un total de 500 personas. Una cifra claramente elevada teniendo en cuenta la situación sanitaria actual en la que nos encontramos. Celebrar un acontecimiento con esa multitud supondría un incremento de casos de covid-19 elevado si no se siguiesen las pautas sanitarias. No obstante, a pesar de la aprobación, el 4 de marzo Madrid ha decidido prohibir cualquier concentración del 8-M por motivos de salud.
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Lo comprendo, como bien he dejado claro anteriormente, pero, ¿por qué solo se nos niega la voz a nosotras? Que se prohíban solo ciertas concentraciones y otras no va en contra de los valores éticos y morales de cualquier ciudadano. Recordemos el concierto de Raphael con 5.000 personas en Madrid. Además, dicha ciudad no tiene pensado cerrar su comunidad autónoma en Semana Santa, acto que también implicará un ascenso de contagios.
Nuevamente se le está negando la voz a la mujer. Se intenta ocultar ese día en el que se visualiza la lucha constante que va en nombre de todas aquellas que fueron violadas, asesinadas, maltratadas, acosadas, etcétera. Y sí, cada día debemos recordar el papel de la mujer, pero desgraciadamente este está tan poco visualizado que debemos recurrir a un día al año para recordarlo. Y es en este en el que se refleja la unión de un gran colectivo que quiere construir una sociedad en la que exista la igualdad.