Ahora y en estos tiempos en que están en boga y de moda los hitos mediáticos de todo tipo, amplificados por los medios audiovisuales y las redes sociales en internet, --no se escapa Barcelona, en la que, día tras otro, parece que estemos apostando para que los focos nos la presenten como la ciudad en la que los prodigios no cesan de producirse--, deseo reflexionar sobre gestos y acciones más humanas y cotidianas que acontecen a nuestro alrededor y que, de hecho, son los que marcan nuestros principios básicos y fundamentales de convivencia ciudadana.
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En la ciudad de los prodigios, en uno de sus distritos, en uno de sus barrios, en una apartada calle de su entramado callejero y en una modesta sede vecinal, un pequeño grupo de personas, honestas y ciudadanos de bien, se reunieron con el loable objetivo de homenajear a Enric Pubill.
¿Que quién es Enric Pubill? Una persona con unos valores extraordinarios de todo tipo, valores que ha divulgado durante su larga existencia (86 años) y sigue difundiendo entre amplios sectores de la población. Nada más y nada menos. Así se hace sociedad y convivencia.