Trabajo como fisioterapeuta en una unidad de cuidados intensivos. Me ocupo del drenaje de secreciones, de las movilizaciones pasivas, de los cambios posturales para prevenir úlceras por presión y de ayudar al enfermo a recuperar la fuerza muscular. Siento en un sillón a los pacientes intubados y conscientes para mejorar su calidad de vida y su función respiratoria. Si su motricidad lo permite, también les hago caminar, gestionando al mismo tiempo el ventilador, la botella de oxígeno, las perfusiones y sus constantes vitales.
Entretodos
Como parte del equipo pluridisciplinar, los fisioterapeutas también cooperamos con otros profesionales a la hora de gestionar los parámetros o modos ventilatorios, evaluar la deglución u ofrecer un apoyo psicológico al paciente. Además, colaboramos en la creación de protocolos de actuación y nos ocupamos de la ergonomía del equipo sanitario para prevenir futuras lesiones y bajas laborales.
Reconozco que es un trabajo arduo, físicamente, por el grado de dependencia del paciente, y psicológicamente, por la alta tasa de mortalidad. Sin embargo, ejerzo y defiendo esta especialidad con orgullo, desde mucho antes de que la pandemia de covid-19 llegase. La evidencia científica demuestra que la participación del fisioterapeuta en el proceso de destete ventilatorio, junto con las movilizaciones precoces, aporta beneficios sanitarios y económicos.
Efectivamente, nuestra actuación reduce el tiempo de duración de la ventilación mecánica y el número de días de hospitalización. Teniendo en cuenta que el coste de la hospitalización en una unidad de cuidados intensivos puede llegar a superar los 2.000 euros al día, la fisioterapia en el paciente crítico aporta ventajas también económicas para el estado.
Es una lástima que haya tenido que mudarme a Francia para ejercer este oficio a tiempo completo. Es una pena que en España no se valore el rol del fisioterapeuta en la uci y que haya tenido que llegar una pandemia para darnos visibilidad.