Aunque la palabra 'destierro' puede tener connotaciones medievales, el caso de Morad podría ser su adaptación moderna, vista la situación que vive el rapero de L’Hospitalet. Arraigado en el barrio de La Florida, donde desde hace años ha cultivado una comunidad de seguidores y detractores, ha sido obligado a abandonar una zona del barrio después de que una medida cautelar judicial pusiera fin a su presencia en las calles que lo han visto crecer.
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Al grito de “Queremos al Morad” se manifestaba su séquito de MDLR pidiendo que se levante tal medida legal, manifestación que acabó en un evidente despliegue policial.
El barrio levanta pasiones y polémicas, pero los niños son su punto débil, y como decía Morad en su post de Instagram, “me habéis hecho daño a mí y a todos mis niños”. ¿Estamos hablando de críticas a una medida desproporcionada?