La fechas de Navidad son para mí entrañables, celebro el nacimiento de Jesús, del Niño Dios que quiso estar entre nosotros. Me da mucha pena que, cada vez más, estas fiestas se convierten en ocasión para comprar y comprar, sin tener en cuenta el sentido propio de la Navidad. Muchos aprovechan para hacer los regalos que en otras fechas no harían, sobre todo en el caso de los niños, que son incapaces de apreciar el valor de lo que se les regala. Pero el problema está más en los que somos padres porque consentimos todos sus caprichos. Es el consumo por el consumo: dar una satisfacción que queda obsoleta porque los niños se aburren de tener tantas cosas.
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