Hemos vivido, y estamos viviendo, momentos muy duros con todo lo relativo al coronavirus. Hay una preocupación global por lo que respecta a la educación de los más pequeños, y es lógico. Pero ¿dónde queda la educación emocional? Sobre todo en momentos como estos es cuando se ve la importancia de esta, que además es invisible en los centros educativos. No se está enseñando a gestionar las emociones, hay carencias en cuanto a la expresión de los sentimientos y no se ha educado a ningún ciudadano a saber lo importante que es ser feliz y no rico. Ahora, cuando volvamos a empezar, estaría realmente bien el poder hacer un pequeño cambio y empezar a gestionar una asignatura tan necesaria hoy en día.
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Prevenir la ansiedad de los más pequeños y que crezcan en un mundo con fortalezas y seguridad individual es muy importante. De hecho, lo considero necesario.