El sábado día 15 a las 14.30 más o menos cogí un taxi en calle Consell de Cent con Marina, en Barcelona. Hacía más de veinte minutos que caminada con mi hijo en brazos en busca de algún taxi que me llevara a Urgencias del Hospital de Sant Pau. Mi hijo, de 14 meses, llevaba horas llorando desconsolado y yo estaba asustada y agotada.
Entretodos
Cuando subí al taxi le dije al taxista dónde iba y prácticamente no cruzamos palabra en todo el trayecto, yo le cantaba al niño para intentar tranquilizarlo. Cuando llegamos al Hospital, el taxista no me cogió el dinero de la carrera y simplemente me dijo: "No es nada, entra a ver si te dan algo para calmarlo". Yo me emocioné tanto con su gesto que apenas pude darle las gracias. Ojalá él mismo o alguien cercano lea esta carta.
Muchísimas gracias señor taxista, no olvidaré lo que hizo por nosotros en un momento tan complicado para mí y no dejaré de explicarle a mi hijo qué nos pasó ese día (por cierto, el niño tenía una bronquitis que le impedía respirar bien, pero con la medicación ya está mucho mejor). Gracias de corazón.