Después de visitar al médico por la noche, de pagar el peaje, de coger el tren de vuelta a casa y de encontrarte con el camión de las basuras, he pensado que quiero homenajear a todas esas personas que sin ser vistas, sin hacer ruido y de forma cotidiana hacen que la vida de cada uno sea lo que es y siga siendo posible hasta altas horas de la noche.
Entretodos
Pocas veces o por no decir nunca aparecerán en titulares: son historias normales de personas corrientes que se limitan, nada más y nada menos, a hacer bien su trabajo y cumplir con los demás. Sus horarios no son los normales, sus familias se resienten y hasta ellos saben que su vida va al revés de la de los demás ... Pero lo hacen.
Un servicio oculto, necesario, importantísimo que nadie ve. A todos ellos, gracias
Gracias por salvar vidas y no salir en las revistas; gracias por esa dedicación desinteresada y sin brillo a ojos humanos, gracias por marcar la diferencia hasta cuando nadie os ve.
A veces pienso que ya no somos capaces de saborear esos instantes que le permiten a uno valorar más al que tiene delante... Será que ese no abre telediarios? Son verdaderas historias de héroes anónimos.
Viviendo encadenados a una velocidad que no deja tiempo a vivir, las personas de hoy nos olvidamos que el día a día está repleto de pequeños momentos que algunos hacen que sean estelares.
Por eso hoy, he querido frenar y visibilizar a todas esas personas que no se ven, a esas personas que permiten que la vida continúe sin miedo a pesar desapercibidas.
Yo los llamo héroes anónimos, héroes nocturnos que hacen que los demás duerman tranquilos mientras ellos custodian sus vidas.
Hablamos de un enfermero, de un basurero, de un cajero de peajes; de un conductor de servicios públicos y de un panadero ....
Hoy quiero mostrar al mundo nuestro agradecimiento a los guardianes de la vida.