Como cada día: te despiertas, desayunas y te preparas para ir a trabajar. Si por razones geográficas o económicas no puedes acceder a tu trabajo en vehículo privado, tienes que recurrir al transporte público para llegar, pero si tienes que pillar un tren de la Renfe ya puedes despertarte una hora antes o incluso dos. Son muy recurrentes los retrasos en las diferentes líneas del servicio y resulta horroroso llegar media hora antes a la estación y comprobar cómo de tres trenes que deben pasar, solo llega a pasar uno.
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